Historia natural, la colección infinita es una tentativa de inventario de las cosas que me rodean, de las cosas que encierro en un círculo mágico, congeladas, esperando a dialogar con las otras cosas. Muestra un compendio de deseos y juegos combinatorios, muestrea el caos, esos encuentros casuales e improvisados, donde la pintura se va haciendo desde la intuición. Más tarde surge el relato, la narración de elementos discordantes entre si y que interrogan con extrañeza al espectador.

 

Decidir con qué cosas nos rodeamos, qué aparatos o enseres merecen nuestra atención, supone un compromiso, un afán diario que combina atención y curiosidad, voluntad y perseverancia. Y sobre todo, una mirada poética sobre aquello que es habitual y cotidiano, lo que está ahí desde siempre, incluso antes de que fuéramos conscientes, antes de nosotros, antes de antes.